Por: Ingeniero civil Lina María Arceo Múñiz
México es un país con grandes riquezas y tesoros naturales, una República Mexicana donde cada estado cuenta con minas, agua, maderas, zonas de cultivo y cientos de depósitos de materiales inexplotados en la tierra y en su mar territorial, en sus montañas y aguas interiores.
En la superficie y en lo subterráneo cuenta con minas de minerales y metales preciosos, material pétreo de alta producción, me atrevo a mencionar, de materiales aun sin descubrir su uso para el futuro.
Es rico en flora, rico en fauna; sin embargo, su mayor riqueza está en su población, este gran prodigio de mezcla de razas de culturas diversas, de tiempos de paz y de tiempos de guerra.
Esta civilización vista desde la construcción de enormes metrópolis prehispánicas con el poderío de los mexicas, los aztecas, los olmecas, los totonacas, los mayas y demás culturas que ocuparon una gran cantidad de obreros y mando de constructores de gran maestría, que van desde los trazos astronómicos, geométricos y el diseño de las estructuras, hasta el corte, fabricación, traslado e identificación de bancos de materiales para la construcción, pasando por la calificación y clasificación de los maestros de oficio para la ejecución de cada encargo.
Esto mismo al llegar la conquista y traer consigo gran parte del conocimiento y sabiduría no solo de Europa sino también de los países que hubieron conquistado el viejo continente.
Con toda su cultura en la construcción que va desde los sistemas abaluartados, los caminos, puentes, y acueductos de la Roma antigua hasta las casonas, los monasterios, las iglesias, los castillos y palacios y pozos que hicieron construir con materiales fabricados y forjados que venían de importación y que se ordenó por Cédula Real se habilitaran las condiciones para contar con mandos superiores, mandos medios y obreros para la construcción de la Nueva España.
Tras la conquista y la posterior guerra revolucionaria vino un largo tiempo de paz y bonanza donde se lograron construir más y más edificaciones, esta vez diversas y con diferentes condiciones de utilidad.
Entrando a la modernidad, como en el primer mundo donde Asia y Europa convergen en América, con vías de comunicación sofisticadas, carreteras, puentes, puertos, aeropuertos, presas, plantas generadoras de energía, altas torres de distribución de energía y ondas electromagnéticas.
Los grandes complejos turísticos y las impresionantes torres y los edificios colosales americanos, todo eso y hasta nuestros días construidos por mexicanos, ingenieros, arquitectos, empresarios del ramo de la construcción, que día a día participan en nuestro país con sus recursos económicos, con su inteligencia con su fuerza y voluntad para traer a la Industria de la construcción, tecnología, productos, materiales, herramientas, maquinaria, equipos y lo más importante el PERSONAL HUMANO CAPACITADO, para seguir desarrollando el progreso del país. La construcción.